La periodontitis es junto con las caries, la causa principal de pérdida de dientes. Si no se trata, puede tener consecuencias de tipo estético, funcional, psíquico y económico. La periodontitis normalmente no provoca dolor, por lo que no se le da importancia hasta que los daños son irreparables. Su detección es muy sencilla: los primeros síntomas son el sangrado (NO SIEMPRE) y retracción de la encía. Ello es consecuencia de la inflamación producida por el sarro y las bacterias. Las enfermedades periodontales afectan a los tejidos que rodean y sujetan los dientes al hueso (periodonto). Son provocadas por unas bacterias que todos tenemos en la boca, pero que si no las eliminamos correctamente, acceden al espacio entre el diente y la encía, provocando una reacción inflamatoria y destructiva en el periodonto. Hoy sabemos que esta enfermedad se manifiesta de manera especialmente agresiva en personas generalmente susceptibles. Además, se puede transmitir de un individuo a otro si se mantiene contacto oral repetido y existe cierta susceptibilidad. Para la detección de estos casos se realizan Tests genéticos y microbiológicos. Es común que la periodontitis se diagnostique erróneamente como gingivitis(*), lo cual conlleva que todos los casos sean tratados con “limpiezas” como único tratamiento. Sin embargo, el tratamiento correcto de la periodontitis es más complejo y requiere una mayor preparación por parte del odontólogo.
En sus fases iniciales los síntomas son difusos y su evolución por lo general es lenta. Su desarrollo produce la pérdida de soporte óseo irreversible e incluso de los dientes.
Tratamientos de la enfermedad periodontal:
1- Raspado y Alisado Radicular: Elimina la placa y el cálculo existente por debajo de la línea de las encías. Penetra dentro de las bolsas periodontales saneando en profundidad y suavizando las superficies de las raíces. Ambos tratamientos se efectúan en la misma visita.
2- Cirugía Periodontal: Se utiliza en los casos más avanzados. Se separa el tejido gingival del diente para, mediante la ayuda de la cirugía, permitir el acceso al sarro más profundo, imposible de eliminar con raspado convencional. Además, nos permite eliminar el tejido enfermo y devolver a encías y hueso su forma original. Mediante este procedimiento, se puede aprovechar para colocar material de injerto, rellenando los defectos y regenerando el hueso. Luego se sutura el tejido gingival en la nueva posición.
*Inflamación superficial de la encía que no llega a afectar al hueso
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